Y como para ir entrando en onda, publico la primera carta de protesta, que salió en el diario El Tribuno de Salta en Junio de 2007. El tiempo pasa. Los problemas, los mismos.
Saludos, sakidila.
Problemas en la Escuela de Música
El viernes 1 de este mes concurrí a la Escuela de Música, de donde soy alumno desde hace más de ocho años, cuando tuve la infortunada noticia de que la instalación eléctrica había colapsado, por lo que el suministro de luz se hallaba parcialmente cortado y las clases, por lo tanto, suspendidas. Lamentablemente no fue la primera vez que ocurre y probablemente tampoco sea la última, porque desde hace varios años los alumnos de esta escuela venimos sufriendo las consecuencias de un régimen en el que la cultura y el verdadero arte están prácticamente olvidados.
Hace varias semanas leía en El Tribuno una entrevista a María Fernanda Bruno, quien comentaba con entusiasmo el creciente interés de los jóvenes por la música, interés que se veía reflejado en las largas colas de aspirantes que poblaron la calle Zuviría durante febrero. No obstante, esa masa de ingresantes, junto con todos los alumnos regulares de la escuela, debemos sufrir día a día las consecuencias del olvido, el desinterés y la falta de presupuesto para hacer habitable ese edificio y proporcionar al alumnado condiciones aceptables para estudiar.
Los baños son demasiado pequeños, las aulas estrechas, los instrumentos musicales y los libros están en mal estado, los balcones en peligro de derrumbarse, sin matafuegos y sin salidas de emergencias, con escaleras rotas y mala iluminación, pero estos defectos son sólo algunos de los problemas que soportamos todos los días. Antes de que tengamos que lamentarlo, exhorto a directivos y autoridades a informarse sobre la situación, para poder así trabajar juntos por una Escuela de Música pública, gratuita y segura.
Marco Dallacaminá
DNI 34.312.032
marco.dallacamina@hotmail.com
Hace varias semanas leía en El Tribuno una entrevista a María Fernanda Bruno, quien comentaba con entusiasmo el creciente interés de los jóvenes por la música, interés que se veía reflejado en las largas colas de aspirantes que poblaron la calle Zuviría durante febrero. No obstante, esa masa de ingresantes, junto con todos los alumnos regulares de la escuela, debemos sufrir día a día las consecuencias del olvido, el desinterés y la falta de presupuesto para hacer habitable ese edificio y proporcionar al alumnado condiciones aceptables para estudiar.
Los baños son demasiado pequeños, las aulas estrechas, los instrumentos musicales y los libros están en mal estado, los balcones en peligro de derrumbarse, sin matafuegos y sin salidas de emergencias, con escaleras rotas y mala iluminación, pero estos defectos son sólo algunos de los problemas que soportamos todos los días. Antes de que tengamos que lamentarlo, exhorto a directivos y autoridades a informarse sobre la situación, para poder así trabajar juntos por una Escuela de Música pública, gratuita y segura.
Marco Dallacaminá
DNI 34.312.032
marco.dallacamina@hotmail.com
(Carta de lectores en El Tribuno, 10 de junio de 2007)